miércoles, 27 de febrero de 2013

LA RADIO A TRAVES DE LA HISTORIA


La radio es un medio de comunicación que se creó con fines distintos a los que ahora tiene, nadie podía imaginar que aquella nueva forma de comunicarse entre los hombres se convirtiera, con el paso del tiempo  en una caja de sonidos que acabara informándonos, entreteniéndonos, educándonos, acompañándonos en nuestros viajes, despertando nuestra imaginación, haciéndonos reír, llorar, cantar...

Es muy difícil atribuir la invención y evolución de la radio a una sola persona, aunque se necesitan grandes paginas para recordar todo lo que fue la creación,  en este escrito se darán a conocer los aspectos más relevantes de la historia de este medio de comunicación.

Iniciaremos en el 9 de octubre de 1921, cuando la ciudad de Monterrey inauguró su propia estación de radio, operada y conducida por su inventor, el Ingeniero Constantino de Tárnava. Para este acontecimiento, Tárnava preparó un programa musical que se prolongó durante dos horas y en cuyo repertorio se incluyó la participación de la joven intérprete Ana María Yturria.
Era el inicio de la radio en México y con tan sólo 50 watts fue posible llegar muy lejos. El creciente tránsito de música y voces convertidas en ondas, inundó el espacio aéreo nacional y sumergió de lleno al país en el llamado Siglo de las Comunicaciones.

Después el 27 de septiembre de ese mismo año los hermanos Adolfo Enrique y Pedro Gómez Fernández (autonombrados “los radiófilos”), lograron la primera emisión de radio en nuestro país. En las instalaciones del Teatro Ideal, en la ciudad de México, consiguieron que, en forma de ondas hertzianas, un par de melodías fueran transmitidas y sonaran en el Teatro Nacional de Bellas Artes.

En el año de1922, el gobierno posrevolucionario de Álvaro Obregón, tomó conciencia de la necesidad de unificar a un país dividido y en crisis, así que vio con buenos ojos los beneficios de contar con un medio idóneo para comunicarse con una población “analfabeta”, en aquel entonces. Para ello, promovió la instauración de un sistema de radiodifusión mixto, con el que se proporcionó a entusiastas de esta nueva tecnología la posibilidad de instalar estaciones privadas.  

Para el año de 1930, ya había 32 estaciones de radio registradas, entre ellas destacaron la XEB, la estación de El Buen Tono en manos de José de la Herrán; la reconocida como la más famosa radiodifusora de nuestra nación: la XEW, cuyo valor no residía sólo en el potente equipo de transmisión con que contaba, sino en la fórmula que utilizó para hacer radio, al incorporar un sistema de programas de variedades que, con un formato en vivo, intercalaba música, noticias y dramatizaciones. Con esta innovación conquistó paulatinamente a la audiencia, hasta hacer de sus personajes, conductores y artistas, verdaderos ídolos populares que, por sus voces e interpretaciones, trascendieron a la pantalla grande en más de una ocasión. Así dieron forma a lo que se conoce como la época de oro de la radio mexicana, cuando la sociedad y la radio estuvieron más unidas.

Este episodio romántico en la historia de la radio fue apoyado por una creciente euforia nacionalista que exaltó las cualidades del mexicano, al promover su música e intérpretes, así como el estereotipo del mexicano apasionado, orgulloso y fiel a sus raíces. Pero dicha tendencia, subrayada por las programaciones de la XEW y poco después por la XEQ, también llevó a cabo una labor formativa y educativa, vinculando a los escuchas con el arte o promoviendo campañas formales de alfabetización, con las que la responsabilidad social del medio era ampliamente reconocida no sólo por las estaciones relacionadas con el gobierno, sino por los locutores y periodistas radiofónicos en general.
 
Durante el gobierno de Pascual Ortiz Rubio se establecieron nuevos esquemas de orden legal para la radio – a través de un régimen de concesiones del espacio aéreo. Dentro de las acciones que en aquel momento el gobierno efectuó para obtener el máximo provecho de la radio, estaba la elaboración de un reglamento de la Ley de Vías Generales de Comunicación, publicado el 10 de julio de 1933. En él se establecía la existencia de tiempos oficiales gratuitos y prioritarios para los mensajes que el Ejecutivo necesitara transmitir a la población del país.

Las iniciativas del presidente Lázaro Cárdenas, en 1936 y 1937, evidenciaron su preocupación por participar activamente en el ámbito de la comunicación. Cárdenas creo el Departamento Autónomo de Prensa y Publicidad (DAPP) con la finalidad de administrar a las radiodifusoras oficiales y regular el contenido de las numerosas estaciones privadas de radio con que ya contaba la nación. No obstante, apenas dos años después, el DAPP desapareció.
En esos tiempos, un grupo de radiodifusoras privadas buscó hacer un frente común para defender sus intereses dentro del marco de la ley. Así, en 1937 se constituyó, en la ciudad de México, la Asociación Mexicana de Estaciones Radiodifusoras, que meses después se transformó en la Asociación Mexicana de Radiodifusoras Comerciales (AMERC), agrupando a 20 estaciones del país. Dos años más tarde, la AMERC ingresó a la Cámara de Transportes y Comunicaciones, donde constituiría la Sección Radio.



La radio y algunos de sus productos alcanzaron mercados extranjeros, pues de la asociación de Emilio Azcárraga Vidaurreta, propietario de la XEW y la XEQ, y Clemente Serna Martínez, dueño de la XET de Monterrey, surgió en 1941 la empresa Radio Programas de México, primera en explotar comercialmente la grabación de programas radiofónicos en cintas magnéticas y discos de acetato para distribuirlos en México y otros países. Los programas más significativos y de mayor rating de la XEW y la XEQ se comercializaron en estos formatos para que se pudieran transmitir en provincia y más allá de nuestras fronteras, con lo que le dieron carácter internacional a muchos de nuestros artistas.

Ese mismo año, el gobierno promulgó una nueva Ley de Cámaras de Comercio e Industria, con la que poco después la Secretaría de Hacienda aprobó la constitución de una Cámara Nacional de la Industria de la Radiodifusión (CIR), de la cual fue elegido como primer presidente, Emilio Azcárraga Vidaurreta.

Durante la década de 1940 y parte de la siguiente, se desato la proliferación de cadenas radiofónicas en el territorio nacional, con un esquema cada vez más sólido gracias al empuje de iniciativas privadas. Con el antecedente de que no todos contaban con la infraestructura o los recursos para producir programas de la naturaleza de las grandes radiodifusoras, la fórmula de cadenas que se estableció implicaba una ganancia para todos los involucrados, pues mientras las pequeñas estaciones podían vender a mayor precio sus espacios comerciales por contar con programas de más rating, las grandes emisoras ofrecían a sus clientes una cobertura territorial mucho mayor. Así, aparecieron en nuestro país las cadenas Azul, Radio Mil, Radio Continental, Radiodifusoras Unidas Mexicanas, Radio Cadena Nacional, Radiodifusoras Asociadas y Radio Central Radiofónica, entre otras.

Pero sin duda, el gran ganador de este vertiginoso desarrollo de la radio nacional fue México. En cuestión de veinte años, la red radiofónica se convirtió en el sistema central de comunicación del país, al difundir, más allá de la mera información, los cimientos para un nuevo esquema de vida. La radio consiguió unificar de manera excepcional a una población geográficamente dispersa y, a su vez, transformó la percepción del mexicano acerca de su lugar en el mundo. Los relatos y noticias que llegaron a través de cadenas radiofónicas nacionales y extranjeras, como la CBS o la BBC, dieron un nuevo y más amplio contexto a los escuchas sobre los sucesos internacionales y la participación de nuestro país en ellos. Tal fue el caso de la Segunda Guerra Mundial, primer conflicto bélico de carácter internacional cuyo desarrollo se pudo seguir por este medio.

Aunque los ojos del país estaban puestos en la televisión, la radio también experimentó avances que refrescaron su panorama: en 1952 empezó a operar XHFM Radio Joya, la primera emisora mexicana que utilizó la Frecuencia Modulada (FM). Además, una nueva práctica se puso de moda: la transmisión de discos grabados. Si bien durante mucho tiempo los programas de radio consistieron en narraciones y música en vivo, el empleo de grabaciones y discos de acetato hicieron que la programación incluyera mayores tiempos aire con música grabada.

                                                      INICIO DE LA FM
A fines de la década de los cuarenta, gracias a los avances tecnológicos en radiodifusión, en México comienza a experimentarse con la Frecuencia Modulada (FM). En 1952, Don Federico Obregón Cruces instala la primera estación de este tipo, la XHFM FM, misma que permanece hasta el año de 1957. Dos años antes, en 1955, el señor Guillermo Salas Peyró logra darle un real impulso a la FM al instalar, en la capital del país, la XEOY FM, primera emisora en América Latina que transmite en sistema estereofónico.
La radio fue rápidamente adoptada por todos aquellos que se acercaron a esta nueva tecnología. Comenzó a penetrar en la familia para dar a sus integrantes un contexto social, cultura y compañía. Su poder de convocatoria para unir en un mismo marco temporal, en torno a un contenido, le dio a este medio un fantástico ritmo de crecimiento.

Poco a poco le dimos a la radio un lugar en nuestros hogares y gracias a ella ahora, en nuestros días cada vez que escuchemos nuestra estación favorita recordaremos todas aquellas anécdotas que hicieron de la radio el medio de comunicación más importante para la sociedad mexicana recordando así también los personajes que contribuyeron en la evolución de la radio.

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